Su aspecto es muy interesante. La clara se ha tornado translúcida, de color dorado a negro, y encierra una yema ahora con círculos concéntricos en tonalidades verdosas y azuladas.
Aunque los huevos milenarios huelen diferente, con un componente a azufre y amoníaco continúan teniendo un sabor a huevo duro pero cremoso, aterciopelado y con un punto dulce. Podrás apreciar una textura como de gelatina dura con un olor peculiar.
Los huevos se pueden comer directamente o utilizarlos en multitud de platos. Aunque basta con pelarlos y cortarlos no son un plato para ser comido a bocados.